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Historia (continuación)

on el cambio de siglo se redefinen las fronteras de la zona de los Andes (1899), como consecuencia de la guerra entre Chile, Bolivia y Perú por el control de Atacama; y también por el Sur se establecen los límites de la Patagonia (1902). En 1910 Roque Sáenz Peña ganó las elecciones con la Unión Cívica Radical, movimiento opositor creado en 1890, y se estableció una auténtica democracia en todos los aspectos. Con Hipólito Irigoyen, elegido en 1916, el país inició uno de los mayores avances políticos, económicos y sociales de su historia. En esa época, paz, prosperidad, libertad y democracia eran términos asociados con Argentina.

El país crecía económica, demográfica y culturalmente, el pueblo aprendió a usar su protagonismo político y nacieron con fuerza movimientos de prensa, sindicales, intelectuales, estudiantiles y partidos políticos. Irigoyen perdió las elecciones en 1922, pero volvió a ser elegido en los comicios de 1928. Durante esos años progresó la actividad industrial, la clase obrera era cada vez más consciente de su lucha contra los poderes de ciertas clases terratenientes y empezó a crearse un clima de tensión que estalló con la crisis mundial de los años 30. Irigoyen, que tomó posturas duras y autoritarias, fue desbancado en un golpe militar (1930) protagonizado por el general José Félix Uriburu, quien dejó de nuevo paso a un gobierno civil en 1932.

Conflictivos gobiernos se sucedieron bajo el signo de las eternas luchas partidistas por el poder y el control de la República, hasta que en 1943 otro golpe, esta vez protagonizado por una Junta Militar, intentó poner orden en el caos. De entre la Junta empieza a sobresalir un nombre, Juan Domingo Perón, que en 1944 ascendió hasta la vicepresidencia. Un año después, discrepancias internas le llevaron a la destitución y la cárcel. Pero su popularidad entre el pueblo llano y el carisma que sobre éste tenía su esposa, Eva Duarte, consiguieron inducir un alzamiento popular masivo, dirigido por ella misma el día 17 de octubre de 1945, desde entonces Día de la lealtad peronista. Surgió así de entre las clases urbanas más desfavorecidas (ya mayoritarias) el movimiento de los descamisados, una especie de milicia peronista que, con el apoyo de sectores del ejército y de la Iglesia, consiguieron que Perón fuera elegido presidente en las elecciones de 1946. Con él comenzó la llamada Revolución Justicialista, basada en un gobierno de corte personalista, paternalista y falsamente obrerista, ya que no cambió las estructuras reales de la sociedad.

En 1949 se modificó la Constitución para aumentar el poder presidencial y las posibilidades de reelección. Se malnacionalizaron empresas (lo que dio pie a la corrupción), y se favoreció económicamente a las clases bajas a costa de endeudar el país o de malgastar los pagos que Argentina recibía por los créditos y ayudas prestados a Occidente durante la guerra. El nacionalismo económico peronista llevó a una pérdida de competitividad de la economía argentina; se dilapidaron y desperdiciaron los recursos con unos salarios, servicios e infraestructuras nada necesarios, falsamente subvencionados y poco responsables respecto a la realidad económica del país.

La mala relación de Perón con Estados Unidos de América empezó a cambiar la privilegiada situación comercial; a partir de los años 50 aparecieron la deuda exterior y la inflación. La muerte de Eva Duarte en 1952, Jefa espiritual de la Nación según un nombramiento del Congreso, hizo tambalear la popularidad y el carisma de Perón, que finalmente fue derrocado por los militares en 1955. Se entró así en una época de gran inestabilidad política durante la cual las fuerzas armadas se erigieron como el único garante de la estabilidad nacional, protagonizaron varios golpes de estado y poseyeron el control absoluto sobre la política argentina. Estos gobiernos desangraron y arruinaron al Estado. Como solución, se dejaron las explotaciones petroleras en manos de capital extranjero (1959).

La represión política y cultural hizo también mella en la sociedad: se prohibió al Partido Comunista su propaganda. Finalmente, se convocaron elecciones en 1962, en las que arrasaron los peronistas (aunque Perón seguía exiliado).Los militares, guiados por las clases burguesas y terratenientes antiperonistas, anularon las elecciones y convocaron unos nuevos comicios sin partidos totalitaristas, es decir, sin peronistas ni comunistas. Los radicales obtuvieron la victoria con Arturo Illia, quien también fue depuesto por los militares en 1966. Éstos ostentaron de nuevo el poder hasta que el pueblo pidió y consiguió el regreso de Perón en 1973. En las elecciones celebradas en septiembre de ese mismo año resultó electo nuevamente presidente Juan Domingo Perón, y fue elegida para la vicepresidencia su segunda esposa María Estela Martínez.

Cuando Perón fallece el 1 de julio de 1974, ella le sucede en el cargo, hasta que el 26 de marzo de 1976 los militares deponen a la presidenta y designan al teniente general Videla 38º presidente de la República Argentina. Sus objetivos eran derrocar las numerosas guerrillas operantes en el país y acabar con unas instituciones enfrentadas y repletas de corrupción. Pero el gobierno militar hizo caer aún más la renta nacional y aumentar la destrucción de la economía. Empezó también una persecución político-ideológica, no sólo contra las poderosas guerrillas, sino también contra la sociedad civil; todo aquel que fuese sospechoso de oponerse al régimen, no tardaba en constar como desaparecido. En 1980 el general Viola, miembro de la cúpula dirigente, alcanzaba la presidencia. El gobierno militar adquirió una importante deuda, y llegó también a un clima pre-bélico con Chile.

En diciembre de 1981 el general Galtieri, que acumuló en su misma persona la Presidencia de la República y la Jefatura del Ejército, decide el 1 de abril de 1982 la toma e invasión de las islas Malvinas, un archipiélago del Atlántico Sur de soberanía británica no reconocida por Argentina. Los británicos no dudaron en emprender una guerra que les llevaría a la victoria, con la rendición del general argentino Mario Benjamín Menéndez el 14 de julio del mismo año. El régimen militar argentino, empobrecido y humillado, no pudo hacer frente a la adversa situación político-económica. Galtieri dimitió, y se abrió así un período de transición que culminó con las elecciones democráticas de octubre de 1983, en las que resultó elegido Raúl Alfonsín, candidato de la Unión Cívica Radical, con lo que se recuperó la democracia.

El país, sumergido en la crisis y el malestar, debió afrontar con su joven y recuperada democracia conflictos sindicales, varios alzamientos militares, y una hiperinflación que provocó un cambio de moneda. Finalmente, en mayo de 1989 ganó las elecciones el candidato peronista Carlos Saúl Menem, que aunque ha podido avanzar, en parte, hacia el saneamiento de la economía nacional, no se ha librado de importantes acusaciones de corrupción dirigidas hacia él, su familia y sus ministros. Su línea política para sacar a Argentina de la crisis, se basaba desde entonces en importantes privatizaciones del sector público. La reducción drástica de gastos públicos ha comportado un empobrecimiento de amplias capas sociales provocando numerosos disturbios (Santiago del Estero, diciembre de 1993). Menem fue reelegido en las elecciones de 1993 -sin conseguir la mayoría absoluta- y en las de mayo de 1995.

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